Depeche Mode en Lima 2009: Mi vivencia con Nano
Le puse condiciones a Nano para asistir al concierto, de lo contrario iría para variar, solo. Cumplió con creces, estudió una brutalidad todo el fin de semana y ese histórico martes, dedicó la tarde al repaso obligatorio pues al día siguiente tendría exámenes finales. A las 19:00 horas ya estábamos con él tomando el único rumbo disponible para cualquier melómano que se precie de serlo; el Monumental. Ya acostumbrados a su trayecto a pie, nos encontramos con un trafico fuera de lo habitual, calles y aceras tomadas por cuidadores de carro que cobraban por adelantado y que después se largaban, doble fila de autos abandonados por ocupantes desesperados por un trayecto de tres horas y sobre todo, ausencia de revendedores. Todo presagiaba una asistencia masiva y no nos equivocamos; una larga cola para entrar y una nueva presentación de la explanada nos sorprendió. Tenia el aspecto de un Estadio, con tribunas nunca antes instaladas en concierto alguno y un publico ya impaciente , rugiente por momentos y alcoholizado. La aparición en la parte superior de la enorme pantalla LED colocada detrás del escenario, de un globo giratorio nos antelaba un espectáculo multimedia único. Lo que presenciamos después fue un dechado de virtuosismo de Gahan, Gore y Fletcher. Voces potentes e intactas, teclados y guitarras precisas, percusion apasionada por un Christian Eigner iluminado, amaneramiento de movimientos, sensualidad, energía y potencia combinada con un manejo conceptual del multimedia nos dejaron pasmados y finalmente satisfechos. Por momentos me parecía estar presente en una gran pista de baile, un chupodromo, un campo de ligues, en un ambiente de filmacion o todo eso simultaneamente, cada uno gozando como le plazca de la inversión que hizo al comprar su entrada.
La salida fue caótica, de hecho muchos nos dedicamos a proteger a las chicas para que no se cayeran durante el tumulto. Salimos como pudimos pues algún demente no dió la orden de abrir libremente las salidas; nos colamos por entre las rejas y al salir nos dimos cuenta que los fans que no habían encontrado entradas habían derribado las columnas y el enrejado de los exteriores, por el cual finalmente salimos. Ya a salvos, no salíamos de nuestro asombro de haber gozado por dos horas de uno de los grupos que dieron uno de los conciertos mas memorables que recuerde.
La salida fue caótica, de hecho muchos nos dedicamos a proteger a las chicas para que no se cayeran durante el tumulto. Salimos como pudimos pues algún demente no dió la orden de abrir libremente las salidas; nos colamos por entre las rejas y al salir nos dimos cuenta que los fans que no habían encontrado entradas habían derribado las columnas y el enrejado de los exteriores, por el cual finalmente salimos. Ya a salvos, no salíamos de nuestro asombro de haber gozado por dos horas de uno de los grupos que dieron uno de los conciertos mas memorables que recuerde.
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