Desarmando mi Life(drive) en el 2009
Lamentablemente soy un adicto-dependiente de las palm, mejor dicho de mi Lifedrive. Soportó un tiempo todo tipo de caídas, mínimas es decir. Sin embargo esto empezó a mellar su performance, se loqueaba de vez en cuando. El lápiz óptico ordenaba una acción a mi gadget y ésta le desobedecía impunemente. La acostumbré a la violencia mínima para el cambio como propugnan los revisionistas del marxismo-leninismo pero la dañaba cada día mas, con microtraumas silentes. Hasta que un día, por esas brutalidades mundanas inexplicables que nos raptan, paré mi carro en medio de la calle, me saqué bruscamente la casaca que me incomodaba por el calor y en el instante mismo que abría la puerta y me disponía a dejarla en la maletera, mi lifedrive salió volando y caía pesadamente sobre el asfalto. Lo revisé desesperadamente en ese momento y percibí el quiñe, pero prendía. Los siguientes días fueron una muerte en lisis, lenta e inexorable. Hasta que murió, como esos amores que se van cuando no tienen que